El pasado 27 de
Noviembre se celebró en los Juzgados de La Caleta el juicio contra
un chico que fue detenido unos días antes, el 14, durante la jornada
de la huelga general. No se trata del conocido piquete en la Dhul,
sino de otro, conocido por el de Trinidad, ya que transcurrió por
esa zona.
La CNT-AIT de Granada ha
seguido este juicio porque acusan al chico de ser miembro de CNT
-como si eso fuera algún delito- y de haber estado liderando el
“piquete de CNT”, como si eso fuera otro delito. El abogado de la
defensa se puso en contacto con nosotros para solicitar una
acreditación que muestre la falsedad de la “acusación” de que
esta persona fuese de CNT e, incluso, que ese abogado tampoco era el
“abogado de CNT”, algo que nos sorprendió y que nos deja muy
claro el ambiente de criminalización y fantasía que se respira en
algunos lugares.
Dejando claro que el
chico no es miembro de CNT (ni el abogado), y que desde luego esas
acusaciones que hemos citado no son en modo alguno ningún delito,
nosotros queremos manifestar unos puntos muy importantes que en el
juicio no se llegaron a señalar, por el rechazo de la jueza a entrar
un testigo relacionado con el piquete. Nuestra preocupación es
grande porque durante el juicio se dio la impresión de haberse
tratado de un piquete violento, muy lejos del carácter informativo
que le correspondía y que realmente realizó, hasta que todo terminó
con las cargas de la policía, el único hecho violento que realmente
se produjo, y que estaban totalmente injustificadas, por no entrar en
su carácter indiscriminado y violento que provocó hasta golpes a
personas que no tenían nada que ver con el piquete, e incluso golpes
a clientes de negocios abiertos.
Vayamos por parte: lo
que sucedió en Trinidad es que un piquete informativo relacionado
con la difusión de la huelga general se trasladó hacia dicha plaza
al enterarse de que muchos negocios en esa zona estaban abiertos. Al
llegar allí el piquete se encontró con un gran dispositivo
policial, pero como su actividad era pacífica y nada extraordinaria
fuera de lo que sucede en una jornada de huelga general, el piquete
continuó con su acción y la policía no intervino. Para que nos
hagamos una idea de la intención pacífica del piquete, muchos
integrantes del mismo iban acompañados por sus hijos pequeños. El
incidente que dará inicio a todo lo acontecido se inició cuando un
miembro del piquete discutió con un cliente, lo cual produjo que un
policía decidiera empujarle para alejarle, entonces el miembro del
piquete respondió con reproches y adelantándose, lo cual motivó
que el policía procediese a su detención por medio de un puñetazo
en la cara y tirarle al suelo dentro de la línea de los agentes. La
anormalidad del modo de detención produjo que el resto del piquete
acudiera en ayuda del agredido y por medio de una aglomeración
consiguió empujar y desplazar a la policía, posibilitando que el
agredido escapara entre las piernas de la gente. A continuación,
algo sorprendidos, la policía se reagrupó y procedió a las cargas,
cuya violencia tuvo como resultados una veintena -por lo menos- de
personas con brechas y moratones por las porras, y cinco heridos con
partes médicos: una chica con 8 puntos en la cabeza, otro con un
punto en la cabeza y un ojo inflamado, otro con los dos ojos
hinchados, una mano rota, y finalmente un contusionado. Las personas
de los piquetes procedió a la huida y dispersión. No tenemos
noticias, pero si nos dicen que hubo pequeños grupos de resistencia,
nos lo creemos, porque es la reacción natural de muchos ante
agresiones, pero señalamos que no hay nada que pruebe que tal
resistencia se produjo y desde luego nosotros lo desconocemos, y
estamos bien informados de lo que pasó ahí, pues ciertamente, hubo
miembros nuestros en tal piquete. Sin embargo señalamos que sabemos
por el posterior juicio que según la propia declaración de la
policía no hubo ningún agente herido ni agredido, y todo se trata
de un vehículo que recibió un impacto de una botella de cristal.
Con esto, queremos dejar
claro que el piquete nunca jamás tuvo un carácter violento, menos
todavía inicialmente, sino que tuvo un carácter informativo, y solo
posteriormente quizás pudo recurrir, desde algunos pequeños
sectores, a una resistencia de simple autodefensa, cuyo origen es
siempre la carga injustificada de la policía y que precipitó todo
lo acontecido.
A continuación,
queremos relatar lo sucedido en el juicio, porque queda muy claro qué
es lo que realmente está ocurriendo en general en esta ciudad. Es
importante señalar que la acusación viene de la fiscalía. Durante
el juicio la propia policía aclaró que no recibieron ningún daño,
que el acusado no les atacó, pero que ciertamente un coche de la
policía recibió un impacto y uno de los agentes reconoció al
acusado como el autor material del lanzamiento. Estaba tapado (las
cargas ya se habían producido y era normal que las personas se
tapasen por miedo) y no era el único que se ajustaba a la pobre
descripción que hicieron los policías sobre el acusado relativas al
pelo. Según ellos le siguieron (según la defensa, fue el primero
que pillaron) y le detuvieron, reconociendo que durante la detención
no les agredió, aunque el fiscal insiste que “tenía intención”.
El relato de los agentes continuó, normalmente contradiciendo el
propio atestado inicial de la policía, y la verdad es que no se pudo
mantener una versión de los hechos demasiado coherente. A
continuación procedió la defensa que por regla general desmontó la
mayor parte de la versión de la policía, aunque no se le dejó
introducir dos de los tres testigos que traía, que por lo que
sabemos, cada uno de ellos eran importantes porque explicaban
distintas fases de todo lo acontecido. Si por burocracias se juegan
la libertad de un chico, es algo que muestra que aquí no se trata de
justicia o saber la verdad, sino de otra cosa, pero bueno, no estamos
descubriendo nada nuevo, nos tememos.
Lo que pasó a
continuación sí nos resultó más preocupante, incluso mucho más
de todo lo relatado anteriormente, y es que el fiscal, algo enojado
quizás porque la versión policial no se mantenía y hasta se
contradecían entre ellos, dejó de seguir el juicio, de relatar los
hechos, y se dedicó a dar un auténtico sermón político que nada
tenía que ver con la justicia, sino con la ideología, algo que
nosotros podemos respetar, pero fuera de un juicio donde se intenta
determinar los hechos y las responsabilidades si así fuese
necesario.
Tal sermón político
consistió en hablar de un Estado de Derecho y pedir mano dura para
evitar que las huelgas generales tuviesen un matiz cada vez más
radical y violento, y que este chico, sin entrar si es responsable o
no, debía recibir un escarmiento para dar ejemplo y asustar en un
futuro otra posible huelga general, que cada vez tienen una mayor
virulencia o violencia. Es decir, estamos hablando de represión
política, porque ni entró en detalle de por qué fue detenido ni de
cómo se inició todo lo que pasó. Dio por hecho que el piquete era
violento, algo completamente falso; habló de violencia de una manera
manipuladora; no tenía ni idea ni de qué iba la huelga general;
aceptaba el castigo a una persona por un acontecimiento colectivo
debido a la falta de conocimiento del autor real -si es que lo hubo-;
y por supuesto no aplicó toda su pedorreta de sermón a los agentes
de policía los cuales fueron los verdugos y no las víctimas, pero
obviamente, la fiscalía no se preocupa por tales detalles ni de
pensar la responsabilidad de ciertos “funcionarios del Estado”,
ya que esa violencia no le interesa, a pesar de haber producido daños
muy grandes a muchas personas más allá de un botellazo a un coche.
Todo este sermón político, sesgado y reaccionario, vino acompañado
por gestos de asintiendo de la jueza; es lo que pasa con la
satisfacción ideológica cuando te encuentras ante hechos que no son
como creen que han sido, pues en el juicio se vio claramente que no
hay ni una sola prueba contra el chico ni en general con todo lo que
aconteció realmente. Pero el sermón compensó la falta de hechos...
El señor fiscal habló
de lo que “no se puede permitir en un Estado de Derecho”.
Nosotros vamos a decirle lo que creemos que no se puede permitir ni
en un Estado de Derecho ni en ninguna parte:
- Dar por hecho cosas que en el juicio ni se trataron ni se probaron, como es el supuesto de que el piquete era violento, algo que no lo fue en absoluto.
- Cargas policiales injustificadas y desproporcionadas que dejaron una serie de heridos y el pánico generalizado en una plaza, y no solo precisamente entre el piquete.
- Detenciones violentas y brutales a una persona que ni ejerció fuerza alguna.
- La consideración de que el castigo tiene capacidad disuatoria, al más puro estilo EEUU con la silla eléctrica, cuando creen que asusta a los criminales y produce menos delincuencia. No hace falta decir que los hechos han mostrado que EEUU es un país con alta criminalidad y que la amenaza de pena de muerte no disuade a nadie. Del mismo modo, cebarse contra un chico del cual no tienen prueba alguna, creyendo que así van a asustar a la población en futuras huelgas, es un disparate propio de reaccionarios y de personas alejadas de la realidad. Tal escarmiento solo puede producir más y más indignación.
- Las manifestaciones políticas en los juicios como supuestas pruebas o motivos de justicia neutra. La declaración del fiscal sobre la creciente violencia es una visión y opinión que se puede respetar, pero en ningún modo es la compartida por toda la población, al haber muchas interpretaciones más. A nuestro ver, por ejemplo, las huelgas generales tienen cada vez una mayor virulencia debido sencillamente a la creciente desesperación de la gente que ve que no hay otro medio de intentar salir de su situación económica y social. La depauperación creciente de la población, así como la indignación cada vez mayor por las noticias que vemos hoy en día, son los que influyen en las personas a adoptar cada vez posiciones y prácticas cada vez más serias, porque ven que el gobierno no les hace caso y que pueden resistir las protestas de la gente, aunque sean de la mayoría de la población, pues en definitiva, al final les quedan cuatro años para hacer lo que les venga en gana y su mayor castigo es perder una presidencia, no la cárcel. Desde luego, creer que la violencia es debida a la falta de mano dura es una fantasía propia de niños que desde luego no se ajusta a la verdad: la violencia está penada y toda la población sabe a qué se enfrenta si la usa, solo es cuestión de aplicar la ley. Considerar que la gente piensa que no se aplica es obviar la realidad de lo que todos saben y de lo que todos vivimos día a día. Si esa es la prueba de la fiscalía, esperamos al menos que la juez sea más profesional.
Dicho todo esto,
esperamos que se tenga la amabilidad de publicar y difundir sin
tergiversaciones y que este escrito ayude al esclarecimiento de lo
que realmente sucedió en esa plaza de la ciudad de Granada durante
la jornada de la huelga general.
CNT-AIT de Granada
No hay comentarios:
Publicar un comentario