jueves, 15 de julio de 2010

[México] La causa principal de la devastación por los fenómenos naturales es el capitalismo.

Muchas familias de los estados de Nuevo León y Tamaulipas, principalmente, ahora han quedado en las ruinas. Las casas que poseían y las pocas pertenencias que tenían para su existencia, han sido arrasadas por el tan conocido y catastrófico fenómeno natural Alex[1].


A estas alturas, sin embargo, en donde diversos fenómenos naturales han sucedido en todo el mundo, como el terremoto en Haití, en Chile y justamente en otros estados de México, es necesario preguntarnos: ¿la catástrofe que afecta nuestras condiciones de existencia es realmente producto de los fenómenos naturales?
En la sociedad capitalista la vida gira en función del lucro y la ganancia. Esto es así porque las mismas condiciones económicas son desarrolladas para acrecentar, a todo lugar, las ganancias de la burguesía.
Al proletariado lo que le queda es la ruina y la peor carga de las desgracias de la naturaleza; a él el sistema capitalista le impone la paga de los platos rotos que ha tirado el capital al suelo.
A pesar de que en la Tierra los fenómenos naturales no son pocos, no es a ellos a quienes debe culparse por la miseria que dejan tras su rastro. La situación que vive el proletariado bajo el sistema capitalista está en constante fluctuación de caída: los sueldos bajan, los alimentos y productos necesarios para la vida ven un aumento considerablemente; las jornadas de trabajo acrecientan cuantiosamente y la fuerza en el trabajo empleada es aún mayor debido a que la ganancia de la burguesía pesa sobre nuestros hombros; la pobreza va en línea ascendente, y quienes se ven obligados a hacer otro tipo de actividades para subsistir también se ven grandemente afectados.
Considerablemente ha crecido el desempleo, pese a que la burguesía se galardone por los medios de comunicación —que están, sin duda, al servicio de las necesidades de su clase— de sus «maniobras» para salvar «la economía nacional» y el «bolsillo de los que menos tienen». La realidad, sin embargo, es contraria.
Por eso, aún existiendo fenómenos naturales constantes por la misma condición de la naturaleza, nuestra situación de desgracia continua no es debida, principalmente, a tal o cual acto que ha propiciado un fenómeno natural, sino las condiciones que son impuestas bajo el capitalismo.
Al proletariado no le queda más que una salida a esta catastrófica situación impuesta por el capitalismo y acrecentada por los fenómenos naturales: luchar por la defensa de nuestra vida, por el desarrollo integral de nuestras capacidades, y por una sociedad sin clases sociales, o marchemos a la creciente barbarie capitalista de destrucción, pobreza, explotación y opresión.
¡A la lucha, trbajadores!
¡Nuestra emancipación será obra de nosotros mismos!
¡Organicémonos por la defensa de nuestras condiciones de vida, opuestas a las necesidades del Estado y del Capital!

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[1] Fenómeno meteorológico que sacudió la parte noreste de México.

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