jueves, 15 de julio de 2010

[Opinión] El centenario de la CNT/AIT como oportunidad de reflexión para construir el futuro.


Cuando una organización que nació con el objetivo de acabar con la explotación laboral y de hacer una revolución social, llega a su centenario en un contexto tan lejano a sus objetivos como el actual, debemos aprovecharlo para mirar al pasado pero sobretodo como oportunidad de reflexión para construir el futuro.

Más si esa organización es la CNT, con su historial de luchas, con las huelgas generales, con la pedagogia libertaria, con los ateneos, sobretodo con esa revolución social del 36 de la que la central anarcosindicalista, fue un agente fundamental. Por tanto una organización que estuvo tan cerca de poner en práctica en su tiempo el ideal revolucionario y que ahora cumple su centenario estando tan lejos de ella.

Tras haber sobrevivido a casi cuatro décadas de dictadura, antes de salir de la clandestinidad; lejos nos queda ahora aquel período de la transición hacia la falsa democracia que nos vendieron y que muchos grupos anteriormente revolucionarios “compraron” pensando ingenuamente que un nuevo mundo podía venir desde el reformismo de estado. No fue el caso de la CNT quien tras un resurgimiento esperanzador fue arrinconada progresivamente tanto por el auge de la europeización capitalista como por la criminalización deliberada vía Caso Scala y otros.

Los 80 y los 90 fueron décadas en las que predominó el crecimiento desmedido de un modelo capitalista que se basaba en el expolio creciente de la naturaleza como acompañante privilegiado de la explotación laboral de siempre pero con una nueva fachada de bienestar en occidente. El pan para hoy, hizo muy difícil ser anticapitalistas en una época de descomposición de los viejos movimientos sociales, pero el auge neoliberal se trataba de un espejismo con fecha de caducidad como en la primera década del dosmil se ha demostrado.

El choque con la realidad nos llevó a una crisis ecológica, energética, económica, social, política… Ante la crisis civilizatoria que nos rodea, la conmemoración de este centenario no debe hacernos distraer sino al contrario empujarnos hacia una reflexion constructiva para encarar el futuro.

En un momento en que el capitalismo actual es víctima de su propia dinámica de acumulación y expansión que le ha llevado a todo trapo a superar los límites del planeta; cuando el poder se está recomponiendo con la pretensión de sobrevivir; es cuando nuestro compromiso desde y con el pueblo, debe llevarnos a ser más activxs, más valientes y más autoorganizadxs que nunca. Sobretodo debe llevarnos a un proceso de agregación de fuerzas, que necesitará de una visión sinérgica de la acción colectiva.

La historia está llena de relaciones de respeto y camaradería que se dieron entre diversos. alianzas que funcionaron, pese a que otras se rompieron. El futuro es nuestro si sabemos unirnos en la diversidad, más allá de siglas y de las malas experiencias, la memoria debe servirnos para saber tejer las sinergias necesarias para construir un mundo nuevo mientras participamos de enterrar el viejo.

Podemos vivir sin capitalismo y sin estado si sabemos cooperar y compartir. Para llegar a crear lazos de reciprocidad entre todxs hemos de empezar a practicar la solidaridad, entre los diferentes.

Actuemos para que dentro de 100 años la CNT ya no sea necesaria, que se llegue a acabar con el trabajo asalariado, que el bicentenario signifique el símbolo de la emancipación popular alcanzada y que sea celebrado en las plazas de todos los ayuntamientos, que estarán gobernados en autogestión popular.

Si no ahora, ¿cuando? Si no nosotrxs, ¿quién? Si no unidxs, ¿cómo?

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